Mario Adaro: “Con tecnología y gestión se pueden eliminar las ferias”

El ministro de la Corte acaba de asumir como vicepresidente primero de la Sala Administrativa. En esta entrevista habla de sus pares, de Cornejo y de qué hacer con los recesos de la Justicia.

Mario Adaro, Ministro de la Suprema Corte de Justicia
Mario Adaro, Ministro de la Suprema Corte de Justicia

Mario Adaro, ministro de la Suprema Corte de Justicia de la provincia, acaba de convertirse en el vicepresidente primero de la influyente Sala Administrativa.

Desde ese espacio de poder obtenido, el supremo, en entrevista con Los Andes, habla de la famosa grieta, de sus pares, de la reforma, de sus objetivos personales, del gobernador Alfredo Cornejo y de una idea: dar el salto para que la Justicia deje de detenerse completamente un mes y medio por año gracias a las ferias.

-¿Qué rol va a tener como vicepresidente primero de la Sala Administrativa?

-En primer lugar, me tuve que adaptar a una exigencia jurídico legal que era elegir autoridades, pero yo públicamente siempre he dicho que perdimos una oportunidad, cuando decidieron cambiar el modo de gestión de la Corte, de haber tenido un modelo muchísimo más moderno y adaptado al siglo 21 de administración de la Corte, con espacios de cogobierno donde puedan participar magistrados, funcionarios, empleados, donde pueda participar la ciudadanía. Eso de estar entre siete personas es del siglo pasado, es anacrónico.

-¿Cómo hubiese sido el modelo colaborativo?

-Hubiese sido tener un modelo donde uno debata cuál es el proyecto de la justicia que quiere. Abrirlo al poder político y a la ciudadanía. Yo creo que las organizaciones modernas y exitosas de este mundo del siglo 21 dejan de ser verticales. Nuestras generaciones colaboran, entonces hay que adaptarse a un modelo nuevo. Mire lo que está pasando con Argentina. Siempre que tiene un nuevo gobierno se sube en una corriente épica fundacional. Entonces caemos en ese modelo binario y los que iban a venir a hacer un modelo de superación de grietas, las intensifican. Nosotros podríamos haber hecho por acordada de los siete ministras y ministros un modelo donde las presidencias sean formales rotativas y coyunturales. Los poderes judiciales que funcionan mejor tienen esos modelos, como Rio Negro y la Corte de la provincia de Buenos Aires. El centro está puesto en tener un proyecto de justicia que impacte en el resto de las instituciones. Igual se están incorporando magistrados muy jóvenes, se ha hecho un proceso de concurso con un ingreso democrático abierto intenso y se van a incorporar nuevas generaciones. O sea, está cambiando el Poder Judicial.

Tampoco voy a desconocer que han existido reformas procesales muy importantes, sobre todo el juicio por jurado, porque pone el foco en que la ciudadanía comprenda de qué se tratan las decisiones de los magistrados, que a veces parecen oscuras, no justificadas. También atrasa eso de que los jueces y las juezas hablen por sus sentencias, tienen que tener una tarea pedagógica y social de resolver en Derecho los conflictos, más en una sociedad que cada vez está más convulsionada.

-¿Los tribunales colegiados también le parecen bien?

-Los tribunales colegiados tienen una cosa interesante. Yo nunca entendí por qué había feria judicial un mes entero en enero y medio mes en julio. Era porque teníamos tribunales antiguos verticales y debía haber certeza entre las partes respecto de los vencimientos de plazos. En segundo término, porque si los jueces se toman (licencia) en meses distintos, se desintegran los tribunales y entonces sería más que un mes y medio de receso. Ya se podría estar planteando no tener más feria de enero y de julio, no parar más un mes y medio, si no tener las licencias normales de cualquier funcionario o empleado público, porque no se desintegran los tribunales. Los tiempos de la Justicia son el gran reclamo ciudadano y si a eso le agregamos un mes y medio por año por un montón de años, es mucho.

-¿Entonces usted cree posible desactivar las ferias? ¿Lo va a proponer?

-Con estos modelos de gestión, creo que sí. Obviamente hay que cambiar resortes institucionales y normativos. Y sobre todo hay que conseguir consenso en agentes como el Colegio de Abogados, en magistrados y gremio. Yo creo que es posible y hay que ir camino a eso.

Hay que repensar el Poder Judicial, donde ya la importancia no va a estar puesta ni en los edificios ni en las estructuras. Hay que repensar un Poder Judicial con menos personal, más profesional, mejor pago, con más tecnología y que rinda cuentas. Hoy la tecnología y la gestión nos pueden permitir eliminar las ferias judiciales. Los edificios judiciales nacen viejos, se pueden tener tribunales virtuales. Los Tribunales Tributarios podrían ser todos virtuales.

Yo creo que puedo aportar para mejorar los procesos judiciales y hacerlos más ágiles y más transparentes. Eso se hace con voluntad institucional y con herramientas tecnológicas. Innovando. Tenemos que pensar en juezas y jueces que tengan otras habilidades: filosóficas, digitales, de empatía y de gestión. Hoy el Consejo de la Magistratura (ndR: selecciona aspirantes a jueces) no está preparado para eso, toma un examen oral y escrito, y una entrevista política que no alcanzan.

-Vienen de una crisis importante en el Consejo de la Magistratura ¿El sector de la Corte que se aisló de participar como autoridad allí va a volver?

-En el Consejo de la Magistratura tiene mandato Teresa Day hasta creo septiembre y obviamente estamos haciendo un debate de cuál es el rol que debe tener la Corte. Yo creo que tiene que empezar a construir equilibrios.

-¿Ustedes quieren que a Day la reemplace un ministro del otro sector?

-Sí, o que por lo menos haya una composición por temas. Si hay un titular y un suplente, que pudieran ir según el expertise de los ministros. Lo hicimos con Pérez Hualde y Palermo, y lo hicimos creo que con Nanclares y Gómez. En el Consejo hubo un conflicto grave, en un contexto electoral en el que se terminó politizando. Todavía nos falta dar respuestas internas y sociales a lo que pasó en ese proceso.

-Arrancó con un cuestionamiento por cómo se tomaban los exámenes y fue derivando a una sospecha y hasta una denuncia judicial por tráfico de influencias.

-No fue bueno. Hay que escalar en la institucionalidad y la transparencia. Hay que mejorar el proceso de rendición de cuentas.

Mario Adaro, Ministro de la Suprema Corte de Justicia
Mario Adaro, Ministro de la Suprema Corte de Justicia

-¿Qué funciones incorporan ustedes, con Omar Palermo, como vicepresidentes de la Sala Administrativa de la Corte?

-La importancia está puesto en el funcionamiento del pleno, que lo está coordinando el doctor (José) Valerio. Tenemos pleno todas las semanas y eso es importante porque estamos los siete y definimos las grandes líneas de estrategias. La Sala Administrativa que preside Garay y en donde estamos Omar (Palermo) y yo, es más de coyuntura y de cotidianidad. Antes el pleno existía menos. En los grandes temas había plenos, pero no con la institucionalidad con la que está ahora. Cuando no existía el pleno semanal dependía de la voluntad de quien integraba la sala la información o democratización de lo que pasaba, entonces eso generaba tensiones. Ahora cuando todos sabemos hacia dónde vamos, podemos tener tensiones, pero con el consenso es más fácil. Si me pregunta a mí, yo lo abriría más el pleno.

-¿Qué le exige la ciudadanía a la Justicia?

-Para mí, en los próximos 50 años probablemente sea una Justicia distinta a la que conocemos, porque la ciudadanía va a encontrar el modo de resolver sus conflictos en otro lado. La Justicia quedará concentrada en los conflictos generales o más gruesos.

-Pero la litigiosidad no baja…

-No, no, porque la sociedad está conflictiva. La litigiosidad no va a bajar, pero van a haber otros ámbitos de resolución de conflictos. Por otro lado, para mí van a haber en la Justicia otros ámbitos muy específicos y muy técnicos donde se resuelvan conflictos que hoy resuelve la Corte. Van a haber tribunales compuestos no sólo por jueces juristas, sino por académicos de temas específicos. En cuanto a los reclamos, siguen siendo los mismos: accesibilidad y poder confiar en lo que va a resolver la Justicia. Somos una de las organizaciones públicas sociales y privadas con índice de confianza más bajo. Esto tiene que ver con los tiempos en que resolvemos y con la transparencia de cómo se resuelve. Tiempo y transparencia son fundamentales.

-¿Cómo se mejora la transparencia?

-Para mí, rindiendo cuentas. Hay todo un capítulo político, institucional y de responsabilidades para rendir cuentas. Hoy los jueces tienen que dar la cara. La oralidad permite eso y que las partes se conozcan. Hay que tener herramientas nuevas de lenguaje más accesible para que la ciudadanía comprenda. También está la potencia de la tecnología que puede ayudar un montón. Nosotros durante este año vamos a mostrar un tablero de indicadores que mide la justicia. Mendoza va a empezar a medir a la Justicia, en cuánto tiempo resuelven los jueces.

-¿Funciona el Jury de Enjuiciamiento?

-Yo creo que si hoy se le pregunta a la ciudadanía donde puede reclamarle algo a algún juez, no sabe. Me parece que podríamos democratizar ese acceso al control de la Justicia. El Jury ha tenido facultades bastante equilibradas, me parece que se puede hacer mucho más tecnológico ese acceso, para que la gente pueda hacer sus planteos, porque la ley de hoy lo permite, hoy no se necesita patrocinio letrado (pare denunciar a un magistrado)

Una cuestión a modificar creo que es que las condiciones psicofísicas hoy son causales de remoción y creo que son una trampa, porque a nadie se lo ha removido por cuestiones psicofísicas y todos las podemos perder, sobre todo las psíquicas. Eso puede ser temporal. Podría haber licencias o jubilaciones para cuando se pierden las condiciones psicofísicas.

-Da la impresión de que cuando no está empujado por la política, no funciona el Jury.

-Me parece bien la idea de abrirlo al ámbito académico y de la ciudadanía. Porque el Jury protege la credibilidad de la sociedad sobre la Justicia. Por eso una causal de remoción es que se haya causado una conmoción con la conducta, aunque no sea ilegal. No es un problema la politización de las instituciones, es un problema la partidización, que es distinto.

-¿Un sector de la Corte lo prefería a Valerio como presidente de la Corte y no a Garay?

-Es un debate que ya está superado. Hoy Dalmiro preside en composición con Omar y conmigo en la Sala Administrativa y José Valerio coordinando el pleno. Los grandes éxitos procesales que hemos tenido en los últimos cinco años, los ha liderado José en el Fuero Penal. Dijimos que eso le daba el aval, por lo menos personal mío, para poder presidir.

-¿Ustedes creían que la independencia del Poder Judicial mejoraba con uno más que con otro?

-Yo no creo porque Dalmiro puede dar eso de hecho. Tenemos muchas afinidades. Él tiene la misma carga que yo, porque ambos pasamos por la función pública. Él tiene que hacer doble esfuerzo y lo hace, pero es muy difícil. Lo que podía aportar José es la trayectoria en la Magistratura. Pero está superado eso.

Mario Adaro, Ministro de la Suprema Corte de Justicia
Mario Adaro, Ministro de la Suprema Corte de Justicia

-¿Les preocupa a algunos de ustedes que Cornejo tenga mucha influencia en el Poder Judicial?

-Creo que Cornejo está haciendo historia con la vuelta a la gobernación. Y tiene una impronta de conducción y liderazgo en un esquema de dirigencia política mendocina en general muy debilitada. Esta Corte ha resuelto tantos temas que tenía que resolver la política que eso demuestra el nivel de debilidad del diálogo. Esta Corte resolvió en algún momento el presupuesto, la tarifa eléctrica, si hay o no minería, los pozos de agua…eran temas que se resuelven en los ámbitos políticos democráticos, no en la Justicia. Entonces claramente lo que hay es debilidad. Alfredo tiene una impronta de liderazgo y todos los cambios que propuso para el Poder Judicial. Yo de todo eso me quedo con que en general hay que abandonar las posturas épicas fundacionales cada vez que hay cambio de gobierno. Los hechos objetivos marcan que falta diálogo en general. Los datos marcan que si todo depende de una sola persona no está bien.

-Ahora, el pasado cercano fue casi de conflicto de poderes entre el Gobierno y la Corte. Tuvieron que ir a la Legislatura a quejarse...

-Fue un punto de inflexión. La ciudadanía tenía otros problemas y y lo único que veía en los medios eran ministros repartidos en distintos grupos discutiendo algo que a la gente no le interesaba. Yo sentí eso. Sin embargo. para adentro yo sentía también la gran complejidad de una crisis institucional muy profunda. Estábamos yendo los ministros a debatir algo que había impuesto un gobierno sobre el gobierno de la Corte. El tipo de justicia que uno tiene que tener es una facultad del poder político y de la ciudadanía, no puede ser debatido entre jueces y magistrados. Ahora, qué tipo de gestión coyuntural interna tiene la Corte, requiere un mínimo de diálogo de la Corte. Nosotros lo que vimos es que una parte de la Corte con el poder político oficial presentaron un proyecto sin diálogo y tuvimos la responsabilidad de levantar la voz para tener diálogo con parte del oficialismo.

-Pero lo que salió en la reforma de la Corte los satisfizo…

- Creo que es parte del consenso político. Uno tiene que entender sus fortalezas y debilidades, y sacar el mejor proyecto posible.

-Ahora la Corte tiene que resolver una serie de planteos del Colegio de Abogados

-Hicieron un planteo sobre la tasa de justicia, sobre cómo se actualiza. Lo que resolvimos ahora es la actualización salarial del juez, que sobre ese monto se actualiza la tasa de justicia ahora fin de año. Y lo que se le ha propuesto al Colegio, es que mande un proyecto de ley porque la ley dice cuándo hay que actualizar y dice que es a fin de año. La tasa de justicia está enganchada al salario. Era una cuestión de actualización. Lo que ellos plantean me parece que está bien por el sistema inflacionario argentino. Se generan una cantidad de honorarios con una tasa desactualizada. Lo que se tiene que hacer es actualizarlos bimestral o trimestralmente, pero se hace por ley, es actualizarlo bimestral o trimestralmente no es una cuestión difícil.

Sí hay un planteo grande sobre la tecnología. Tenemos un modelo de expediente digital sobre todo en los foros civil, laboral, concursal y familia, que requiere un nivel de actualización y hay una empresa detrás de eso. Nosotros estamos haciendo un plan de transformación mucho más largo que va a llevar por lo menos dos años.

-Les piden que aguanten dos años

-Es como si uno tuviera un Falcon. Todo lo que uno le agregue, tiene la misma velocidad y prestaciones. Ahora vamos a construir una cosa nueva. Estamos haciendo experiencias y tenemos un desarrollo para homologación de acuerdo laborales con inteligencia artificial que es usado por abogados y trabajadores. Es el primer desarrollo que puede ser usado por externos dentro de un Poder Judicial de Latinoamérica. Es muy interesante y esperemos que sea de utilidad.

-¿Cuántos relatores tiene la Corte?

-Según la última ley que mandó el gobierno anterior, estamos en el mismo número. Creo que hay un relator más de equipo. La gran discusión es si armamos un equipo de relatores para todos o cada ministro tiene su propio equipo. Hoy no hay equipos propios de los ministros, hay equipos de salas. Puede empezar a haber incoherencias jurisdiccionales hasta que afinen los criterios, porque cuando hay 7 materias se puede haber dicho una cosa en una y otra cosa en otra. Eso no está bien.

LAS CAUSAS CALIENTES

-¿Qué trámite ha tenido la presentación contra el acuerdo transaccional entre el Gobierno y las empresas eléctricas?

-Está presentado y no se ha dado traslado todavía o notificación a las partes. Por generalidad a mí que me parece todas las causas que son complejas tenemos que abrirlas a los amigos del Tribunal y a las audiencias públicas. Esas causas son de audiencias públicas. Yo lamento, por ejemplo, que la 7722 no haya tenido audiencia pública. Para mí es una gran herramienta.

-¿Qué va a pasar con los cargos equiparados a magistrados?

-Esas causas están todas dispuestas para en pleno y creo que hay una que está para sentencia. A mí me parece que el sistema de equiparados magistrados puede ser poco amigable por el tema de de los sueldos que cobran. La Corte los fue distorsionando y los amplió a un montón de responsables de distintas áreas, pero tener 7 u 8 cargos equiparados a un magistrado que son parte de un gabinete para gestionar el Poder Judicial, no me parecía malo. La distorsión es que tuvieran un montón de personas que a lo mejor por las responsabilidades, la formación y el conocimiento, no tenían el expertise para eso ¿Pero hoy por qué no tendrías a alguien encargado de toda la administración de la Corte, de toda la tecnología de la Corte y de toda la contabilidad de la corte con un cargo parecido al de un juez de paz o un juez? Es un sistema que estaba bueno, lo que no era bueno era que se distorsionara. Tampoco está bueno que los magistrados estemos desenganchados de los empleados judicial. Eso tarde o temprano genera un mal clima de trabajo. No se puede seguir ampliando esa brecha. No es equitativo, no es justo y no es ético. Ahí algo va a pasar.

-¿Se van a enganchar los sueldos de los empleados judiciales a los de los magistrados?

-Nosotros en lo que estamos trabajando específicamente es en repensar la carrera judicial, que tiene escalafones y clases muy dispersas. Tiene que haber una carrera judicial más concentrada en menos categorías, más transparente y que los judiciales sepan que se requiere para ascender. Eso hoy no está claro, tienen que ser amigo o amiga de un ministro, o que alguien haga la gestión para ascenderte, eso tampoco está bueno.

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