Qatar 2022, el título clave de la era Messi: el día que le regaló una sonrisa al pueblo argentino

Se cumple un año del tercer título mundial de la Selección Argentina. Histórico e inolvidable. Sin embargo, por el contexto social y económico del país, la alegría y sonrisa del pueblo argentino por aquellos días vale más que una vuelta olímpica.

En la tarde de aquel 18 de diciembre de 2022, el pueblo argentino salió a la calle para festejar junto con la Selección el título del mundo. / archivo
En la tarde de aquel 18 de diciembre de 2022, el pueblo argentino salió a la calle para festejar junto con la Selección el título del mundo. / archivo

Domingo 18 de diciembre. Hora de la siesta en todo el territorio argentino. Una ola de calor azota al país. Pantallas gigantes, chiquitas, televisores, led, plasma, tablet, teléfonos, radios, monitores, todo vale para seguir las acciones de la Selección Argentina en la final del Mundial 2022 en Qatar ante Francia.

Pasaron los 90 minutos, se terminó el tiempo suplementario. Penales. Se luce el Dibu Martínez, convierten Leo, Dybala, Paredes. Estamos a 12 pasos de la gloria. Esa gloria esquiva. Medalla de oro que dejó nocaut a tipos como Maradona en 1990 o Leo Messi en 2014.

El cuarto penal argentino es responsabilidad de Gonzalo Montiel. Látidos del corazón paralizados. Promesas por doquier. Un silencio universal atraviesa todo el cuerpo y se escucha la voz del relator Pablo Giralt: “Somos campeones del Mundo la puta madre, somos campeones del mundo; 36 años tuvimos que esperar para que el fútbol nos devuelva esta alegría tan grande. Gracias, Argentina de mi corazón. Gracias, Messi: el fútbol te devolvió todo lo que le diste. Sos una leyenda, naciste para lucharla. Nunca hay que dejar de creer”.

Lionel Messi besa la Copa del Mundo en Qatar. Inolvidable. (AP)
Lionel Messi besa la Copa del Mundo en Qatar. Inolvidable. (AP)

Éxtasis total. Felicidad plena. Otra explicación no cabe. Después del Mundial 1986, nunca más volví a ver y sentir al pueblo argentino tan unido y desbordado de alegría. No había diferencias económicas, políticas, religiosas. “¡Somos campeones del mundo!”. El fútbol te moviliza. Es una pasión que te lleva a lugares inimaginables.

Y en medio de un contexto social, político y ecónimo muy golpeado, el pueblo argentino merecía esta alegría. Fueron minutos, días y noches con una sonrisa imborrable. No importaba si faltaba plata para la luz o el gas o para el morfi. La solidaridad que se vivió en ese momento entre todos los argentinos fue tal, que no existió diferencia alguna. Todos éramos Messi. Todos eramos Montiel. Todos éramos Dibu Martínez. Como fuimos Goycochea en el Mundial de Italia 90.

Imágenes virales como la que sucedió en la avenida Libertador en Capital Federal, cuando el cemento hacía hervir las plantas de pie de millones de argentinos que se concentraban en el Obelisco para festejar, un cartonero en cuero esperaba su turno para cruzar la Avenida y un grupo de amigos, se conmovió y lo abrazó para festejar el título. De inmediato, un héroe sin capa, no dudó, se sacó su camiseta Albiceleste y se la regaló. Se fundieron en un abrazo que será eterno. Como el abrazo del Alma en el Monumental tras la conquista del Mundial 1978 entre Fillol, Tarantini y Víctor Nicolás Dell’ Aquila, un hombre que perdió sus brazos a los 12 años. Imposible no llorar.

Explotado por la emoción, el cartonero terminó arrodillado, agradeciendo el gesto sin dejar de derramar lágrimas sobre su rostro, besó la camiseta, besó el asfalto y agradeció al cielo.

Lionel Messi en River, frente a Panamá, con la copa Mundial, sus hijo Thiago y Antonela Roccuzzo: Foto Federico Lopez Claro
Lionel Messi en River, frente a Panamá, con la copa Mundial, sus hijo Thiago y Antonela Roccuzzo: Foto Federico Lopez Claro

Ese cielo celeste que tenía un sol que prendía fuego cada rincón de la Argentina. Ese cielo testigo de que este país necesitaba una alegría de está índole para volver a respirar un poquito de felicidad. Una sonrisa. Una alegría. Un poco de calma.

Y este estado sólo lo genera la pasión por el fútbol y la camiseta de la Selección Argentina. Estudios sociológicos y científicos hay muchos. Pero, la pasión por el fútbol es indescriptible. Sólo se siente. Solo se disfruta. Y en las mayorías de las veces, se sufre. Son las reglas del juego.

El Mundial Qatar 2022 fue perfecto. Típico de un guión cinematográfico. Besó la lona en el debut. Sufrió. Pero, con esfuerzo, talento, magia, grandeza y una excelente combinación colectiva adentro de la cancha y en las tribunas, arrasó. Y el 10, Leo Messi, el mejor jugador de la historia, levantó la Copa del Mundo como lo hizo Diego Maradona en el Mundial de 1986 y Daniel Passarella en 1978. Histórico.

Más allá de levantar la Copa del Mundo por tercera vez en su historia, este equipo de Lionel Scaloni con Messi como máxima figura y capitán, ganó el título más importante de todos: LE REGALÓ UNA SONRISA AL PUEBLO ARGENTINO. Inolvidable.

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