Hacedores. Paula Pulenta, de la elaboración tradicional de vino al diseño de una experiencia en Spotify

La empresaria habló sobre los horizontes de la bodega, los desafíos y la responsabilidad de enriquecer la marca Vistalba. Un repaso veloz por la historia de una familia que se propuso generar valores diferenciales.

En lo más alto del jardín de la Bodega Vistalba, entre dos filas de carolinos jóvenes, que forman una pequeña galería natural, la familia de Carlos Pulenta inició un recorrido pensado para presentar sus Malbec, que desde este año enriquecen su colección de etiquetas. Vinos nuevos, que como punto de partida para una búsqueda del tesoro, fueron una excusa para recorrer parte de la historia de este establecimiento que busca proyectarse con la franqueza de su terroir, el peso de una larga tradición de familia y aires de innovación.

Cuando Carlos Pulenta fundó la bodega, en 2003, estableció una colección de blends con uvas provenientes de su finca en Vistalba, en Luján de Cuyo. Con el pulso inquieto que moviliza la pasión, ejerció la libertad de emprender para volver a significar la propia noción de legado… su familia, algunos gestos de carácter y detalles que están presentes en cada rincón del lugar. Paula, una de sus cuatro hijas, es la gerente general de la firma y como anfitriona, fue la encargada de contar a lo largo de este recorrido los horizontes de la “Progenie”.

El apellido Pulenta ha sumado esfuerzo en momentos clave de la historia, tanto los vinculados a la industria vitivinícola como los que han quedado fijados en el inconsciente colectivo. Como ocurrió en diciembre de 1968, cuando el boxeador mendocino Nicolino Locche se consagró campeón del mundo en Japón llevando la publicidad de bodega Peñaflor en sus pantaloncitos y bata. Después para la empresa llegaron los tiempos de exploración del mercado asiático, marcas, exportaciones, representaciones, autos…

El primer paso

Bajo la arboleda la primera copa hace referencia a la “Progenie”, al linaje; un espumante que nació como un homenaje a Don Antonio Pulenta. Para el festejo de su cumpleaños número 90, con tres años de anticipación, la familia comenzó a elaborar un vino espumoso a partir de uvas Pinot Noir y Chardonnay según el método champenoise. La primera copa esboza el recorrido; Paula cuenta esta historia de extremo a extremo, desde del homenaje a su abuelo hasta el diseño de una experiencia para el consumidor por medio de una playlist de música en Spotify.

“Faltaban tres años para el cumpleaños 90 de mi abuelo, y decidimos elaborar un espumante para cerrar el festejo en San Juan, en un complejo familiar, en la provincia donde él nació. Pensando en esto elegimos los varietales y también el método de elaboración para llegar a tiempo”, comentó. Paula cuenta, que meses después, en Mendoza, “una periodista especializada en el sector y amiga de mi papá”, fue a la bodega a probar vinos buscando una novedad, “entre otros productos, le ofrecimos el espumante que elaboramos para festejar a mi abuelo y ella nos dijo que a este espumante lo teníamos que vender”.

El nombre de la primera copa habla de la familia; de un proyecto que había empezado con una pequeña partida de botellas, intimo, pero que luego se transformó una línea de identidad con cuatro etiquetas. Paula Pulenta es parte de una familia grande y unida, “Alcance a trabajar con mi abuelo, cuando empezamos con la obra de esta bodega compartí su oficina en calle Gutiérrez del centro. Él era una persona de pocas palabras, muy sincero, pero cuando hablaba tenía las palabras justas, si tenía algo para decir sus palabras pesaban”.

“Me acuerdo que cuando decidí irme a vivir sola, a los 22 años, fuimos a comer juntos y a él fue el primero que le conté. Teníamos una gran comunicación, lo quería mucho. Don Antonio me dijo que no esperara una felicitación de mis padres”, relata Paula. Han pasado poco más de 20 años de aquella charla, de una decisión que abriría un nuevo camino. Ella es la segunda hija entre cuatro hermanas mujeres, de una familia tradicional, con ganas de sumar un poco más, de asumir nuevos desafíos.

La segunda estación

Luego de que su familia decidiera vender la bodega Peñaflor, en 1997, Carlos Pulenta se abocó al trabajo que demandó la bodega Salentein, un proyecto que fue pionero para el Valle de Uco. Desde 2004, cuando esta bodega entró en operación, se dedicó por completo a los destinos de Vistalba, establecimiento en donde por primera vez se cruzó su camino profesional con el de su hija; actualmente también su nieto Faustino trabaja allí, él es representante de la quinta generación familiar vinculada a la industria del vino.

“Hace 20 años que estoy trabajando con mi papá, armando este proyecto que hoy tiene esta forma. Con el tiempo he ganado experiencia y claridad en muchos conceptos. La experiencia es súper valiosa, esta industria siempre ofrece un aprendizaje”, sostiene. El recorrido, lleva hacia otra estación, en las galerías de la casa. “Los nuevos varietales Vistalba Malbec y Vistalba Gran Malbec son el inicio del camino para nuestro Malbec DOC y lograr así una colección completa que represente nuestro terroir”, comentó Paula Pulenta durante la presentación.

Los jardines de la casa son una isla entre viñedos, por allí han paseado distintos personajes de diferenes ámbitos. Carlos Pulenta, ex presidente de la Bolsa de Comercio de Mendoza y de la Fundación Mediterránea, es cónsul honorario de Finlandia y de Reino Unido, también lo fue de Holanda. En las instalaciones, que también alberga un restaurante de bodega, en época de Vendimia hubo grandes reuniones informales del cuerpo diplomático.

En una Argentina de mucha incertidumbre, siempre hay nuevos desafíos y eso nos mantiene muy activos, con ideas nuevas y proyectos a seguir. Es una industria que es muy competitiva tanto dentro como fuera del país y no podes quedarte, tenés que pensar en un valor que sea diferencial permanentemente. Me gusta saber que se le puede sumar valor a lo que ya hemos conseguido, buscar de qué manera… así lo vivo yo”.

“Durante mucho tiempo escuche sobre el tema de la Identificación Geográfica (IG), mi abuelo la registró la marca Vistalba hace 60 años cuando el lugar aún no era una zona reconocida por su producción. Pero ahora la industria ha llegado a un grado de madurez, que hace necesario que todos los actores, los productores y los elaboradores, asuman con responsabilidad el desarrollo de las distintas regiones del país, continuando con la investigación y profundizando el conocimiento de las características que ofrece cada lugar”, sostiene Paula Pulenta.

Este era el momento de ceder el uso de la marca Vistalba para el reconocimiento de la IG, porque consideramos que es un acto de responsabilidad hacia la industria y también hacia las bodegas que vivifican las uvas que se producen en esta zona. La región ha tomando impulso, pensamos que con esta acción íbamos a sumar, antes la industria no hubiera respetado la marca como hoy se respeta”, puntualizó la anfitriona.

Entre detalles y música

María, su mamá, está presente en los detalles de carácter. Sobre una larga mesa, preparada para la cena, un arreglo floral realizado con ramas de palmera y frutas suman color a la mesa de madera que descansa bajo una importante araña. El lugar tiene calidez, desde los tonos en las paredes que no escapan a su referencia a la tierra y ni a las antiguas construcciones de adobe, el hogar a leña o la geometría caprichosa que proponen los palos del cielo raso. Hacia el oeste, la cocina y una jaula de pájaros negra escondida entre ollas, que decora entre flores y olivos.

Afuera la pequeña pradera verde ha quedado en sombras, el recorrido ha terminado, en los ventanales puede espiarse el crecimiento de una tormenta eléctrica; adentro como un loop la música de Claptone, que fue programada por el reconocido DJ Tati García Juanico, para la playlist de Progenie, en Spotify, suena de fondo; la experiencia continúa.

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