Nuevos negocios inmobiliarios: la inversión en bóvedas y panteones

Tener una bóveda en un cementerio fue, hasta hace una décadas, símbolo de estatus económico y, en algunos casos, un distintivo indiscutido de alta alcurnia.

El tamaño de las construcciones, los materiales con los cuales eran construidas y la suntuosidad de las mismas formaban parte de un culto a la muerte que incluía, bronce, mármol, vitreaux, oro y plata, entre otros.

Las familias se reunían en una visita semanal y pasaban el día junto a sus difuntos en el cementerio, tomaban mate, los niños jugaban, se aireaba el espacio, cambiaban las fotos y ponían flores; una manera de estar más cerca de los seres queridos que ya habían partido.

Con el correr de los tiempos la concepción de la muerte cambió, la clase media desapareció y miles de familias argentinas se encontraron atrapadas en una herencia imposible de cobrar.

El problema de heredar una bóveda

La bóveda tuvo su auge en los años 50/60, es decir que, quienes las compraron o construyeron, fueron al menos dos generaciones previas a quienes hoy son sus titulares.

Actualmente cientos de bóvedas se encuentran abandonadas, vandalizadas y desmanteladas.

El problema radica en que la gran mayoría de los títulos son de carácter intransferible, eso quiere decir que no se puede vender, sólo se transfiere de generación en generación.

Así, miles de herederos están atrapados con una propiedad que no pueden mantener, pero con la que tampoco pueden lucrar, perdiéndose así todo el esfuerzo y el capital familiar.

El problema fundamental es que el negocio de las bóvedas por sí mismas ya no existe, y los herederos piensan que tienen una propiedad que vale lo mismo que un departamento. Bueno, no es así.

Del mismo modo, rateros vandalizan las propiedades para hacerse de bienes que luego comercializan en el mercado negro; desde el bronce de cruces, placas y manijas de los féretros, hasta antiguos vitreaux, jarrones y portarretratos de plata.

Quien pueda dar un recorrido por cualquiera de los cementerios en la zona de bóvedas, va a poder ver cientos de monumentos tapiados, abandonados y destruidos; la última morada elegida por nuestros antepasados para descansar en paz, profanada.

El nuevo negocio de las bóvedas y panteones

En el último año posterior a la pandemia un grupo inmobiliario ha reactivado el negocio de las bóvedas y panteones.

Tomando como modelo los cementerios parque, donde el sitio está rodeado de jardines, se generó la idea de trasladar ese concepto a los cementerios tradicionales.

De por sí el momento de despedir a un familiar es muy duro, nosotros queremos que ese golpe, ya que es inevitable, sea, al menos un poco más amigable”, nos explica el CEO de la compañía. “Además, los cementerios parque siempre están lejos ¿por qué no incorporar ese concepto aquí, al alcance de todos?”, agrega.

La primera experiencia la hicieron comprando los derechos hereditarios de una bóveda que estaba abandonada, tenía deudas de impuesto municipal, había sido vandalizada y tenía 12 de sus 18 catres ocupados.

La tarea no fue fácil, porque, claramente resolver tanto problema implica un costo elevado, entonces, lo que se hace es ofrecerle a los herederos un monto y se compran los derechos de herencia.

A partir de allí ellos se encargan de poner la bóveda en valor con un nuevo concepto y luego comercializan los espacios para el descanso eterno; es decir, venden individualmente cada lugar, que puede comprarse individual o en conjunto, si se quiere descansar junto a otro familiar.  Además ofrece la posibilidad de comprarlo por anticipado y en planes de cuotas.

Abriendo así un nuevo mercado inmobiliario que ya está cerrando cientos de operaciones por semana.

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